Yo soy un regalo.
Y, en primer lugar,
un regalo para mí mismo.
El Padre me ha dado a mí mismo.
¿ He mirado bien en el interior de mi paquete?
¿Tengo miedo de hacerlo
?
Quizás no he aceptado nunca
el regalo que soy.
Es posible que dentro del paquete
haya alguna cosa distinta de la que imagino.
Quizás no he descubierto nunca
el regalo maravilloso que soy yo.
Soy un regalo del Padre.
En
primer lugar, un regalo para mí mismo.
Y, después, también un
regalo para los otros.
PALABRAS PARA EL SILENCIO
Colaboración de Juan García de Paredes.