Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

2 de octubre de 2024

PALABRAS A VOLEO: LA CASA DE LAS MIL PUERTAS

MARTÍN VALMASEDA

Dice  un  refrán que  "casa  con  dos  puertas  mala  es  de  guardar". Pues  imagínese este  "sueño" o  fantasía:

LA  CASA  DE  LAS  MIL PUERTAS

Érase  una gran casa  de  fachada  grande  y  circular.

En esa  fachada  había como cerca de mil  puertas.  Cada una de esas puertas, tenía  al entrar  un  laberinto  de  pasillos.   En  cada uno de  esos  pasillos, para  que ninguna  de  las  personas  que entraban  se  perdiera, había  hombres y  mujeres  sirviendo de guías, orientadores generalmente uniformados con insignias que indicaban   su  misión.  

A quienes  por aquellas  puertas  entraban  todos los guías de  cualquier puerta  les  recibían: "¡Bienvenido!. Ha elegido usted justo la entrada  por  donde puede  llegar  hasta el centro.

Allí encontrará la  felicidad  y la vida  nueva  y está el Ser  Supremo. Solo la puerta  que usted  ha elegido  es  la  entrada  segura. Por  las  demás se  perdería usted (Así se  lo  decían los  guías a  todas y  todos  los  que  entraban por  cada  una de  las mil puertas)

 .  En  cada  entrada  había representada con  letras  y  pinturas la imagen y el  nombre del  profeta  que  había  abierto  aquella puerta  y  aquellos pasillos. 

Los  guías, buenos  publicistas,  insistían  en  que aquella  puerta- la  suya -   era    el  único camino para  llegar al  centro Ser  Supremo. Así  decían todos... o  casi  todos, porque había unos seres, los  llamados  místicos y  místicas que  adoraban      a  un  sólo Dios pero  respetaban  a   cualquiera  aunque buscase al  Ser  Supremo  con  nombres  distintos  al  suyo  y  hubiera   entrado  por cualquiera  de  las  otras puertas  y  pasillos    de  ese  edificio, donde  estaban todas las  religiones del  mundo.

Aunque  había algunas puertas  y pasillos  que  falsificaban el  nombre  de  Dios: Eran las puertas  donde  se anunciaba al dios  dinero: al dios del  odio,  al  dios de la  tiranía.....  En  ellas  también falsos  guías  llevaban  a los  que  buscaban a   Dios  por  pasillos  equivocados.

 Así con  el paso del  tiempo  el  edificio  de  las  religiones se  fue  transformando. 

Algunas  puertas se  cerraron  porque  nadie  entraba por  ellas,  y  se fueron  abriendo  otras  nuevas...

¿Y usted?. Usted que lee esta fantasía, seguramente desde que nació.  Sus  padres si  es que  creían  en  algún  Dios  le introdujeron  por esa  su  puerta y  le  buscaron  guías  que  le orientasen  desde pequeño.   

O al ir  creciendo  no  le  convenció  ninguna  religión hasta  que  un  día,  dió  media  vuelta y  salió al  desierto  de  los que  dudaban de  todo.

Otros, movidos  por la  vida  y la  fe  de  alguien  que  admiraban  entraron  por otra  puerta  y  ahora  camina ilusionado por otro  pasillo  a la  búsqueda  de  Dios  orientados,  por   algunos profetas  que  le  convencieron  o  por  algunos  libros  cuya  lectura  le entusiasmó.

Así siguen muchos por  el  camino  de la   vida  con  la  confianza  de que al  final se  encontrará con la felicidad, con el amor, con lo que el y muchos otros  llamamos  Dios...

Se  juntan  nos  juntamos  en  un  pasillo  que responde a  los letreros  de la puerta  por donde entramos y a testimonio del profeta unidos a alguna comunidad que  busca un  nuevo mundo  donde  todos  se  quieren y  viven  en  paz justicia  y  amor.

Pero seguramente usted como yo conocemos a otros desorientados dando vueltas y  más  vueltas  por  pasillos sin  fin detrás de falsos  profetas o saliendo al desierto donde no saben a dónde van.   

 POEMA  QUE RESUME   ESTE CUENTO: 

Todos  buscamos  la  puerta

que  nos  conduzca  hasta  Dios

 tal  vez  fueron  mis  mayores

quien  me guiaron  mejor

si  no fui por los caminos

de  alguno  que  me  engañó

o dió vida a  mi  mirada

un  profeta que  alumbró

con  su vida  y  testimonio

la auténtica  luz  de Dios

o peor:  algún  mal  creyente

la  vida nos  desvió

nos  hundió  en  el desaliento

nos  robó  la  religión.









Hoy  llamo de  puerta  en puerta,

pregunto  dónde  está  Dios

si  está  arriba por las  nubes

o está  aquí, en  mi interior.

Si  está  tras  todas  las puertas

o mi  madre  me  lo  dió 

juntamente  con  la  vida

con  su  beso y   su  calor.

Ahora  vamos  siendo  viejos

ya no  buscamos a Dios

por  las puertas  y  pasillos

sino  aquí, en  el  corazón.

Por MARTÍN VALMASEDA