A cada uno de nosotros nos está diciendo Cristo :
Si quieres que tu vida
y tu misión fructifique como la mía, haz como yo: conviértete en grano que se
deja sepultar, déjate matar, no tengas miedo. El que rehúye el sufrimiento se
quedará solo.
No hay gente más sola
que los egoístas. Pero, si por amor a los otros, das tu vida, como yo la voy a
dar por todos, cosecharás muchos frutos, tendrás las satisfacciones más hondas.
No le tengas miedo a la muerte, a las amenazas.
Contigo va el Señor. El
que quiera salvar su alma, es decir, en frase bíblica, el que quiera estar
bien, el que no quiera tener compromisos, el que no se quiere meter en líos, el
que quiere estar al margen de una situación en que todos tenemos que comprometernos,
ese perderá su vida. Que cosa más horrorosa haber vivido bien cómodo sin ningún
sufrimiento, no metiéndose en problemas, bien tranquilo, bien instalado, bien
relacionado políticamente, económicamente, socialmente.
Nada le hacía falta,
todo lo tenía. ¿De qué sirve? Perderá su alma. Pero el que por amor a mí se
desinstale y acompañe al pueblo, y vaya en el sufrimiento del pobre, y se
encarne y sienta suyo el dolor, el atropello, ese ganará su vida, porque mi
Padre lo premiará ( Homilía de 1 de abril de 1979 ).
DÍA A DÍA
CON MONSEÑOR ROMERO
Colaboración de Juan García de Paredes.