Déjanos soñar, Señor
Señor…
Sueño que llegará un
día
en que los hombres
se elevarán por encima
de sí mismos
y comprenderán que
están
hechos para vivir
juntos
en hermandad.
Todavía sueño con
aquella
mañana de Navidad,
que llegará el día en
que todos
los negros de este
país,
todas las personas
de color del mundo,
serán juzgadas por el
contenido
de su personalidad
y no por el color de su piel…
Todavía sueño hoy
que llegará el día
en que las industrias
paradas
de la Appalachia
serán puestas en marcha
y servirán para
llenar los estómagos
vacíos
del Mississippi,
y que la fraternidad
será algo más que unas
palabras
colocadas al final de
un sermón.
Todavía sueño hoy
que en todos los
ministerios
y en todos los
ayuntamientos
serán elegidos
los hombres que obren
con justicia
y misericordia
siguiendo tus pasos,
Señor.
Todavía sueño hoy
que la guerra se
acabará….
Llegado este día, nos
será revelada
la gloria del Señor,
y la contemplaremos
unidos.
Todavía sueño hoy que
con esta fe
seremos capaces
de transformar los
límites
de la desesperación.
Con esta fe podremos
anticipar
el día de paz en la
tierra
y de buena voluntad
para todos los hombres
Será un día glorioso:
los luceros del alba
cantarán unidos
y tus hijos, Señor,
exultarán de alegría.
ORAR ES DEJARSE AMAR
Colaboración de Juan García de Paredes.