¿Para qué sirve creer?
Hoy quiero hablar
contigo de esto.
Tú sabes muy bien que los
creyentes tenemos los mismos problemas y sufrimientos que todo el mundo. La fe
no le dispensa a nadie de las preocupaciones y dificultades de cada día. Pero
si un creyente cuida en el fondo de su corazón la confianza en Dios, descubre
una luz, un estímulo y un horizonte nuevo para vivir.
En primer lugar, el creyente
puede acoger la vida cada mañana como un regalo de Dios. Dios me regala un
nuevo día. No estoy solo en la vida. Alguien cuida de mí. Viviré este día
confiando en él.
El creyente puede
conocer también la alegría de saberse perdonado. En medio de sus errores y
mediocridad puede experimentar la inmensa comprensión de Dios.
El creyente cuenta
también con una luz nueva frente al mal.
Yo no me veo liberado
del sufrimiento, pero le puedo dar un sentido nuevo y diferente. Dios quiere
verme feliz.
Puedo vivir sin autodestruirme ni caer en la desesperación.
¿Para qué creer? Para sentirme
acogido por Dios cuando me veo solo e incomprendido; para sentirme consolado en
el momento del dolor y la depresión, para verme fortalecido en mi impotencia y
pequeñez; para sentirme invitado a vivir, a amar, a crear vida a pesar de mi fragilidad.
¿Para qué creer? Para
vivir incluso los acontecimientos que parecen pequeños e insignificantes con
más hondura; para tener más fuerza para amar a las personas.
¿Para qué creer? Para no
ahogar en mí el deseo de vida hasta el infinito; para defender mi libertad y no
terminar esclavo de cualquier ídolo; para vivir abierto a la verdad última de
la vida; para no perder la esperanza en el ser humano.
¿Para qué creer? Para
no estancarme en la vida; para ir aprendiendo desde el evangelio maneras nuevas
y más humanas de trabajar y disfrutar, de sufrir y de vivir.
¿Para qué creer? Para
abrirte a un Dios vivo, que te quiere ver lleno de vida. Un Dios que puede ser
para ti el mejor estímulo y la mejor ayuda para vivir.
Hoy se habla mucho de
aquellos que se alejan de la fe, pero no se dice que hay personas que no solo
no abandonan su fe, sino que se preocupan más que nunca de cuidarla y purificarla,
porque sienten que Dios les ayuda a enfrentarse a la vida de una manera más
humana.
TÚ ESTAS CERCA,
ESTÁS CERCA SIEMPRE,
SEAMOS CONSCIENTES O
NO,
TE ACEPTEMOS O TE
RECHACEMOS,
TE LO DIGAMOS O NO.
TÚ ESTÁS CERCA.
Autor: Un amigo que
aprecio mucho.
Colaboración de Juan García de Paredes.