¿Dios asciende? ¿Hacia dónde?
Dios es el que
desciende.
Se manifiesta o se
oculta,
se acerca o se
retira...
Depende también de nosotros.
Si le abrimos, él
penetra;
si hacemos vacío, él lo
llena;
si lo invocamos, él
responde; si lo deseamos,
él se presenta.
También juega con
nosotros, como escondiéndose;
se oculta, para que lo
busquemos; se calla, para que le recemos; se duerme,
para que lo
despertemos;
se disfraza, para que lo reconozcamos.
A veces el juego se
prolonga, demasiado para nuestras prisas.
Quiere curarnos de
impaciencia, y prepararnos
para el encuentro.
Pero Dios viene,
descendiendo. Se define como el que está.
Su Espíritu es el que
penetra, su Hijo es el que se queda con nosotros.
No asciende, sino
trasciende, transforma y plenifica, lo llena todo de vida y de presencia.
LOS OTROS SALMOS ( salmo 46 )
Colaboración de Juan García de Paredes.