NAVIDAD EN LA DANA
PASTOR:
Era una noche sin luna,
era una noche
estrellada,
oscura como las
sombras,
helada como la
escarcha.
Yo estaba con mi ganado
al calor de la majada
cuando sentí el
alboroto
de las ovejas y cabras.
Una estrella
deslumbrante
llenó con su luz tan
clara
los caminos y los
montes,
los barbechos y
cañadas.
Sentí gozo y sentí
miedo,
se me iluminó la cara.
Cuanto más era de
noche,
la estrella más
alumbraba.
En un pequeño refugio
hecho de barro y de
cañas
una niña nazarena
en plena noche
alumbraba.
¡Ay qué niño tan
pequeño!
¡Ay qué madre más amada!
¡Ay qué portal más
humilde!
¡Ay qué noche tan
helada!
Oí de pronto a lo lejos
cantos de gloria que
hablaban
del Niño Dios que ha
nacido
de una doncella sin
mancha.
Acercaos los pastores
que el Niño Dios os
aguarda.
sobre la gruta de
tierra
unos ángeles cantaban:
CORO:
Gloria a Dios en las
alturas
Y bendita la mañana
que nos trae la buena
nueva
de paz y amor; y
proclama
la salvación y la vida
a los hombres que Dios
ama.
PASTOR:
Subí corriendo la senda
hacia Belén. En mi
espalda
llevaba el zurrón y
dentro
almendras, miel y
cuajada
por si el niño que ha
nacido
tenía hambre y lloraba.
No podía ser más tierna
la escena que
contemplaba:
Una madre, casi niña,
un niño que
deslumbraba,
un padre que sonreía,
una mula que soplaba,
una vaca que mugía,
y unos ángeles
cantaban.
CORO:
Gloria a Dios en las
alturas
y bendita la mañana
que nos trae la buena
nueva
de paz y amor, y
proclama
la salvación y la vida
a los hombres que Dios
ama.
Me arrodillé en un
rincón
para no perderme nada.
Una lágrima de gozo
me resbaló por la cara
cuando el niño se
dormía
y su madre lo miraba
con un amor tan inmenso
que todo lo
transformaba:
las pajas se hicieron
cuna,
la noche se iluminaba,
los pastorcillos reían
y los ángeles cantaban.
CORO:
Gloria a Dios en las
alturas
y bendita la mañana
que nos trae la buena
nueva
de paz y amor; y
proclama
la salvación y la vida
a los hombres que Dios
ama.
NARRADOR:
De pronto llegó un muchacho,
de las tierras de la
Dana
Se arrodilló ante el
pesebre
y con voz entrecortada
hablaba de esta manera,
mientras lloraba y
lloraba.
NIÑO DE PAIPORTA:
Aquí estoy, niño
querido,
vengo de tierras
lejanas
para poner a tus pies
lo que mis gentes
reclaman.
Esa dana que pasó
nos ha dejado sin nada.
Están sin cole los
niños,
se han derrumbado las
casas,
escasean alimentos
y nos faltan esperazas.
Sólo tú, niño querido,
sólo tú, niño de alma,
puedes bendecir los
campos,
y puedes curar las
almas.
Sólo tú, Niño de cielo
puedes sembrar
esperanza
si tocas el corazón
de otros pueblos y
otras razas
para que sean humanos
y, con su ayuda, este
drama,
pueda ser aminorado
en donde arreció la
dana.
NARRADOR:
El niño se ha
despertado
Y una lágrima le baña.
Sus ojos brillan de
pena,
Y es tan tierna su
mirada
que parece un corderillo
tumbado sobre las
pajas.
Sólo los ángeles se
oyen
Encima de la cabaña.
CORO:
Gloria a Dios en las
alturas
y bendita la mañana
que nos trae la buena
nueva
de paz y amor; y
proclama
la salvación y la vida
a los hombres que Dios ama.