En entrevista con Canal Orbe 21, repudia las acciones “criminales” en Ucrania y Gaza
"Pequeños monstruitos aferrados a la Iglesia”:
Francisco, sobre los católicos enrolados en la 'batalla cultural'
Un momento de la
entrevista con el canal argentino RD/Captura
El Santo Padre concede
una larga entrevista al Canal Orbe 21 de la Arquidiócesis de Buenos Aires, en
la que reflexiona sobre los conflictos globales, la polarización social y el
futuro de la Iglesia
El Papa aboga por la
necesidad de un diálogo genuino para resolver los problemas del mundo. También
advierte el peligro de la "autodestrucción" que las guerras actuales
representan para la humanidad
(Vatican News).-
"Hablamos de la paz, pero seguimos fabricando armas para matar". El
Papa Francisco vuelve a denunciar la contradicción entre los llamados a la paz
y el continuo impulso armamentista global. El Pontífice comparte estas
consideraciones durante una extensa entrevista con la periodista Bernarda
Llorente, publicada el viernes 20 de diciembre por el Canal Orbe 21, de la
Arquidiócesis de
La conversación,
grabada tras la segunda sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo
de los Obispos, se emite a cuatro días del inicio del Jubileo de 2025, previsto
para el martes 24 de diciembre.
En el diálogo, el Santo
Padre destaca que, a pesar de los esfuerzos de las organizaciones
internacionales por promover la paz, los intereses económicos y políticos a
menudo sabotean esos intentos. "La guerra no se puede resolver con la
destrucción de una de las partes. Se resuelve con el diálogo", insiste.
Francisco señala lo que considera "una
tendencia universal a la autodestrucción por la guerra”. En particular, al
referirse a los conflictos en Ucrania y Tierra Santa, el Papa repudia las
acciones “criminales”, que, según su juicio, se asemejan más a técnicas de
guerrilla que a una guerra convencional.
En alusión a Gaza, añade: “Cuando te encontrás con que
una mamá con sus dos chicos pasa por la
calle, porque fue a buscar una cosa a su casa y vuelve a la parroquia donde
está viviendo y la ametrallan porque sí, no es una guerra, con las reglas
normales de una guerra. Es tremendo”.
Preocupación por Ucrania
Hablando de la guerra en Ucrania, Francisco
evidencia que existe una “gran hipocresía”. Según él, a pesar de la urgencia de
un tratado, cuando uno habla de paz, "empiezan a bailar el minué con cosas
secundarias”. En este contexto, expresa su preocupación por la situación de los
jóvenes que se alistan para combatir: “Ocurre que no tienen tantos hombres, en
cambio Rusia tiene muchos".
El Papa también reflexiona sobre el deterioro de las instituciones. Si bien no sabe precisar los mecanismos exactos que están fallando, reconoce que “existe una falla en la ética personal”. Sobre los encuentros internacionales que buscan la paz, considera que, en ocasiones, “son encuentros de intereses más que de un verdadero compromiso por la paz”.
En cuanto a Europa, subraya que, aunque la Unión
Europea tiene la capacidad de fomentar el diálogo, las instituciones, que “se
han debilitado un poco”, todavía conservan la fuerza para mediar.
La Iglesia de abajo se
expresa y crea comunidad
Al abordar el proceso
sinodal, Francisco recuerda que el Sínodo no tiene como objetivo emitir una
nueva declaración de fe, sino reflejar lo que emerge de la reflexión colectiva
de grupos y personas. El Papa explica que este modelo “ya no es la Iglesia que
impone desde arriba hacia abajo”, sino que es la “Iglesia de abajo” la que se
expresa y construye comunidad.
Asimismo, el Papa
elogia la “madurez” de las mujeres laicas que participaron en el Sínodo,
poniendo de relieve el coraje con el que compartieron sus ideas, algo
“impensable hace 40 años”, comenta. También alaba la participación de los
hombres, afirmando que el Sínodo ha provocado una Iglesia “que camina unida en
armonía”.
Para Francisco, la
clave de la Iglesia sinodal es la “armonía”, y recuerda la confusión inicial de
Pentecostés, para enfatizar que una Iglesia sinodal es aquella que busca la
armonía, “escuchando a todos”.
Frente a aquellos que
defienden una postura de condena, el Papa clarifica que la Iglesia "sí
condena la inmoralidad de las personas, pero las acoge para ayudarlas a
caminar". En este sentido, recuerda que “todos somos pecadores”, y la
misión de la Iglesia es ayudar a "resolver nuestras situaciones deficitarias".
No enredarnos en
nuestras lógicas conflictivas
Reflexionando sobre la
creciente ola de nacionalismo extremo y los fundamentalismos religiosos,
Francisco advierte que cuando la religión se convierte en política de Estado,
la convivencia pacífica se ve comprometida. Para ilustrar su punto, relata una
lección de su abuela: cuando era niño, le preguntó sobre un grupo de mujeres
del Ejército de Salvación, y su abuela le respondió: “No son monjas, son
protestantes, pero son buenas”. Esta enseñanza de “ecumenismo y no condena”
marcó profundamente al Papa, quien insta a evitar “enredarnos en nuestras
conflictualidades y salir del laberinto por arriba”.
El clericalismo
cuadrado
El Papa recuerda que
“Dios acaricia” a sus fieles y alerta sobre los peligros del “clericalismo
cuadrado” que, según él, se aleja del estilo divino de cercanía, compasión y
ternura. En este contexto, Francisco exhorta a los confesores a ser más
compasivos y menos inquisitivos en el sacramento de la reconciliación:
“Escuchen sin preguntar demasiado y perdonen. No torturen a la gente, la
confesión es algo para abrazar, para recibir”.
En cuanto a la
propagación de discursos rígidos e intolerantes entre los jóvenes, el Santo
Padre considera que, si un chico no es creativo en la amistad, en la vida
social, “es un tonto pobrecito”, sentencia. En cambio, brega por “ayudarlos en
la vida a que sean creativos, y que hagan algo”, proponerles desafíos y
contribuir a su crecimiento.
“El cristianismo no es
una ideología”
En relación con la
batalla cultural que promueven algunos sectores que cuestionan incluso la
Doctrina Social de la Iglesia, Francisco es contundente: el cristianismo es una
vivencia que va creciendo por el camino que Dios le da a cada uno. “Los jóvenes
que van a trabajar solidariamente comparten una vivencia que los va comprometiendo
en la vida”, valoriza.
“Cuando ves jóvenes que
pertenecen a estas organizaciones más ideológicas que cristianas -de derecha,
de izquierda, lo que sea- son pequeños monstruitos aferrados a la Iglesia”
Con claridad, el Papa
observa: “Cuando ves jóvenes que pertenecen a estas organizaciones más
ideológicas que cristianas -de derecha, de izquierda, lo que sea- son pequeños
monstruitos aferrados a la Iglesia”. Por tal razón, el Santo Padre invita a
preguntarse cómo ese muchacho trata a su novio, a su novia, a su esposo, a su
esposa. “Con ideas”, plantea, haciendo notar “una deformación en el amor mismo
de la persona”.
“La educación es un
alimento”
Al ser interpelado por
los modelos económicos de ajuste que apuntan contra la educación y la cultura,
el Papa deplora estas políticas y establece que “no se puede hacer ajuste en el
desarrollo educativo de un país, es criminal”. Por tanto, manifiesta su
satisfacción al ver las movilizaciones de personas que se dan cuenta, se oponen
y reclaman: “Porque la educación es un alimento. Es lo mismo que quitarle la
comida a la gente. Es la comida del alma, de la mente, del espíritu”.
El Pontífice asegura que en la Argentina, la historia de la educación “es muy linda” y el pueblo siempre tuvo la percepción, el sentimiento, de que la educación “es una de las cosas que no se tocan”. “La escuela es como un segundo hogar”, sostiene el Pontífice, quien recuerda que su primera maestra lo acompañaba mucho y acudía al arzobispado de Buenos Aires hasta que ella falleció a los 98 años.
Francisco agrega que la
universidad es fundamental, pues la ciudadanía necesita formar cabeza con “una
cultura universitaria grande” y resalta que una nación debe proveer los
recursos para que su universidad “cree los nuevos cerebros del futuro”. El Papa
defiende, a su vez, la promoción del gusto por la literatura en la formación
humana y en la formación sacerdotal, y exhorta “a ir a lo nuestro y también a
lo universal”.
La IA, el Jubileo de
2025 y sus autobiografías
Sobre la inteligencia
artificial (IA), Francisco considera que es un reto que debemos enfrentar con
criterios humanos y sin deshumanizarnos. En relación al Jubileo 2025, explica
que es una oportunidad para la renovación y el perdón, y observa que no debe
reducirse a un simple turismo religioso, sino ser una experiencia de conversión
y reconciliación personal. Argumenta que el perdón comienza con el deseo
sincero de ser perdonados y con el acto de pedir perdón a Dios.
Respecto de sus
autobiografías, menciona que una de ellas, que iba a publicarse después de su
muerte, se adelantó porque temían que perdiera actualidad. Al ser preguntado
sobre cómo le gustaría ser recordado, contesta con humildad, confesando que se
considera un "pobre desgraciado" al que Dios le ha tenido mucha
misericordia.
Francisco dedica unas
palabras de aliento a su tierra natal, incentivándola a seguir luchando por sus
derechos, defendiéndose de las ideologías y sin dejarse engañar
Sobre la futura
Iglesia, argumenta que está bien diseñada y guiada por el Espíritu Santo, y
vislumbra una mayor inclusión del laicado, especialmente en las parroquias, que
deben ser comunidades de interacción con el párroco.
Finalmente, Francisco dedica unas palabras de aliento a su tierra natal, incentivándola a seguir luchando por sus derechos, defendiéndose de las ideologías y sin dejarse engañar.