MARTÍN VALMASEDA
Cuando terminan las navidades y liturgias adjuntas (turrón,regalos,adornos...) parece que es necesario ponerse las botas de austeridad para trepar por la cuesta de enero. La cuesta: esa palabra que es verbo y sustantivo, lo que sirve a los predicadores y comerciantes para sus sermones - lo que cuesta vale - y a los responsables scouts cuando plantean subir a un pico de 2000 metros - lo que cuesta sirve - o sea que lo que cuesta. Luego llega la primavera y en las celebraciones religiosas empieza otra fiesta que cuesta, la cuaresma cuesta arriba hasta la cuesta abajo que es la pascua, luego que llega el "tiempo ordinario" donde no pasa nada, es decir que Jesús no nace ni lo matan sino que hace méritos con su palabra y con sus hechos para que lo condenen.