MARTÍN VALMASEDA
Lanzamiento de la
campaña “La vida pende de un hilo”
Esta palabra que vuela por los aires de todas las épocas y todos los países tiene su origen en las diosas grecorromanas, las llamadas musas que inspiraron el arte de la humanidad pues las musas están metidas en todos los rincones donde mujeres y hombres hacen algo de arte: danza, teatro, cine... hasta la pintura y la escultura necesitan a veces una ambientación musical. La poesía termina convirtiéndose en canción. Hay gente que para leer novelas o estudiar necesita "ponerse música", y hasta pera trabajos más prosaicos como hacer la comida, conducir un vehículo o... ducharse tiene que poner música o canturrear las viejas melodías de su juventud.
El humorista Gila decía que a él lo único que le
gustaba de las
guerras es que en
ellas se tocaba
el tambor. Eso era
en tiempos de
Gila.
Hoy al
tambor lo reemplazan
las bombas y los
derrumbes, y a los
niños de "aquel
tiempo" nos regalaban
un tambor de
hola-de-lata pero a
los niños de hoy
les regalan metralletas
de plástico que
hacen ruido no
musical.
Todavía hay
niños que prefieren tocar la
flauta o el
piano o jugar
al fútbol donde
el artista central
es ese señor
que toca el
pito sin dejar
de correr. Algo
es algo. Tal vez
las musas algún
día inspiren a
algún buen compositor que componga
el concierto pítico
para tres pitos
coro de espectadores y bombo de
animador, como aquel
Manolo el del
bombo que acompañaba
a la selección española en
sus partidos. Todo
sea por de el
bien de Euterpe musa
de la música
y de los
sufridos árbitros y sus
mamás víctimas de los
vociferantes espectadores.