Imagínense ustedes
que el creador hubiera
hecho, por ejemplo
la selva del
Amazona (o cualquiera otra
selva) con árboles todos iguales
con las mismas
ramas, troncos todos de igual altura grosor y de la misma
especie, todos toditos iguales. No sería
selva ni nada. Los monos se aburriría
muchísimo teniendo que dar siempre los mismos saltos y piruetas de
rama igual a otra
rama igual. Acabarían tumbados al pie de cualquiera de los infinitos e iguales troncos y con sus chillidos le pedirían a Dios que fuera un poco más
desordenado e hiciera la
selva más tortuosa
y salvaje.
Pues así
sucede con los seres humanos y con las
ciudades y comunidades; cada uno es cada
uno y tiene sus "cadaunadas"; como
las piezas de un puzzle
todas con formas
dibujos y colores distintos.
En aquel tiempo, la
gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a
orillas del lago de Genesaret; y vio dos barcas que estaban junto a la orilla:
los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes.
Subió a una barca, la
de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca,
sentado, enseñaba a la gente.
Cuando acabó de hablar,
dijo a Simón:
Rema mar adentro y
echad las redes para pescar.
Simón contestó:
Maestro, nos hemos
pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré
las redes. Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que
reventaban la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca para que
vinieran a echarles una mano. Se acercaron a ellos y llenaron las dos barcas,
que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús,
diciendo:
Apártate de mí, Señor,
que soy un pecador.
Y es que el asombro se
había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces
que habían cogido; y lo mismo le pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo,
que eran compañeros de Simón.
Jesús dijo a Simón:
No temas: desde ahora
serás pescador de hombres.
Ellos sacaron las
barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron (Lucas 5, 1-11).
Lo que Donald Trump
está haciendo con la comunidad inmigrante en Estados Unidos es una
manifestación del mal en su expresión más tangible. Su política de
criminalización de comunidades enteras por las acciones de unos pocos es una
injusticia deliberada, impulsada por el oportunismo político y la falta de
ética y reflexión. Las políticas de separación familiar, las deportaciones, la
detención prolongada de inmigrantes y la retórica de odio han generado en
Estados Unidos un clima oscuro de persecución y miedo.
Jean-Paul Sartre y
Hannah Arendt, desde perspectivas distintas, analizan cómo la evasión de la
responsabilidad y la falta de cuestionamiento contribuyen a la perpetuación del
mal. Para Sartre, la "mala fe" es un estado en el que el individuo
evade su responsabilidad, justificando sus acciones mediante excusas o roles
impuestos. Arendt introduce el concepto de la "banalidad del mal"
para explicar cómo el mal puede proliferar cuando los individuos obedecen sin
reflexionar. Ambos coinciden en la necesidad de una libertad comprometida con
la justicia y la verdad.
Sartre enfatiza que la
libertad implica asumir plenamente las consecuencias de nuestras elecciones. La
"mala fe" ocurre cuando el individuo se esconde detrás de normas
sociales, evitando confrontar su capacidad de decidir. Esta perspectiva nos
invita a cuestionar cómo muchas veces nos acomodamos a estructuras que
perpetúan injusticias sin analizarlas críticamente.
Arendt, a través del
juicio de Adolf Eichmann, advierte sobre el peligro de la obediencia ciega.
Eichmann no era un monstruo, sino un burócrata que cumplía órdenes sin
reflexionar sobre las consecuencias de sus actos. La "banalidad del
mal" muestra que el mal no siempre proviene de intenciones perversas, sino
de la indiferencia ante la responsabilidad moral. En la actualidad, esto se
refleja en la aceptación pasiva de políticas inhumanas y en la falta de
resistencia a discursos de odio que normalizan la discriminación.
Bajando se puso a
dirigirles la palabra, y es así como se inicia el evangelio: <<Dichosos
los pobres, porque vuestro es el reino de los cielos>>. Y en
contraposición a estas cuatro bienaventuranzas denuncia por qué hay pobres, por
qué hay gente que sufre. Esos que son bienaventurados porque sufren, porque
lloran, porque tienen hambre, ¿por qué existen? Es tremendo el evangelio de hoy
cuando señala las causas de esas carencias: << ¡Ay de vosotros, los
ricos, porque ya tenéis vuestro consuelo! ¡Ay de vosotros, los que estáis
saciados, porque tendréis hambre! ¡Ay de vosotros, los que ahora reís, porque
haréis duelo y lloraréis!>>. Resuena en la voz de Cristo el acento de
todos los profetas del Viejo Testamento. ¡Qué tremendos son los profetas cuando
denuncian a los que juntan casa con casa y a los que juntan terrenos y terrenos
y se hacen dueños de todo el país! La existencia, pues, de la pobreza como
carencia de lo necesario es una denuncia.
Hermanos, quienes dicen
que el obispo, la Iglesia, los sacerdotes, hemos causado el malestar del país,
quieren echar polvo sobre la realidad. Los que han hecho el gran mal son los
que han hecho posible tan horrorosa injusticia social en que vive nuestro
pueblo (Homilía de 17 de febrero de 1980, VIII, p.233).
Estas no son predicciones
(no soy Nostradamus, y mucho menos Elon Musk ni Bill Gates, los actuales
“profetas” que nos dicen cómo será el mundo del futuro…, según su sesgado
criterio, claro). Son modestas apreciaciones, hechas con los elementos de
análisis disponibles -que nunca son muchos, porque los proyectos estratégicos
de largo alcance de las potencias nunca se conocen en detalle- que intentan
mostrar dónde estamos parados, y hacia dónde pueden ir las cosas.
Es imprescindible hacer
saber que están concebidas desde el campo popular, reivindicando a los pueblos
del mundo -siempre en precariedad en el sistema global capitalista-, pensando
en alternativas que vayan más allá del estado actual de penurias en que viven
las grandes mayorías planetarias. Sin pretenderse “predicciones”, lo que está
claro al analizar la coyuntura global es que no vienen tiempos fáciles para las
grandes mayorías. Todo por el contrario. La llegada de la “motosierra” de Trump
augura más penurias. Por tanto, más resistencia, más luchas. El socialismo, hoy
muy golpeado, no ha desaparecido de la perspectiva histórica de la humanidad. Y
aunque Javier Milei vocifere “¡Tiemblen, zurdos de mierda!”, la lucha popular
por un mundo mejor continúa.
Es una llamada a luchar
por lo que creemos y queremos en la vida. El miedo paraliza, congela el empuje
que necesitamos para conseguir nuestras ilusiones, y poder evolucionar. El
miedo corrompe, fomenta el rechazo y la intolerancia a lo que uno no conoce. Nos
deja ciegos, mudos, sordos y sindignidad. Sin miedo te sientes libre.
LETRA "MIEDO"
Nos quieren condenar, a
vivir con miedo.
No puedes expresar lo
que dicen que está mal,
Nos quieren ciegos, nos
quieren mudos, o no nos quieren.
Esclavos de la imagen
que nos quieran dar.
Ya no se lleva,
preguntar por nada, a ver qué dirán,
Como a un extraño, nos
quieren islas, nos quieren solos.
Y ahora dime la verdad,
antes que duela.
Donde vamos a llegar,
cómo quieres acabar.
Y ahora dime la verdad,
aunque no puedas.
Antes que pierdas la
dignidad, antes que vuelvan a hacer lo mismo.
Que fácil lo tienen
mientras te hagan gritar.
Yo solo intento saber
por dónde hay que pisar.
No nos conocen, ni
quieren verlo, nos quieren sordos.
Colgados de la moda de
una red social.
Ya no se lleva,
preguntar a nadie qué tal te va
Nos quieren dentro de
una pantalla, mirando al suelo.
Y ahora dime la verdad,
antes que duela.
Donde vamos a llegar,
como quieres acabar.
Y ahora dime la verdad,
aunque no puedas.
Antes que pierdas la
dignidad, antes que vuelvan a hacer contigo lo mismo.
Somos estudiantes del
mundo de lo ajeno. Extremistas de paisano.
Nos quieren ciegos, nos
quieren mudos. Nos quieren volcar las ideas en su embudo.
No se trata de olvidar,
si no que nos devuelvan la dignidad.
Quizás nunca nos la
quitaron, es que no la quisimos usar.
Que nos devuelvan la
dignidad. Extremistas de paisano. Ohhhhh
Que nos devuelvan la
dignidad .Ohhhh. Y ahora dime la verdad. Ooooh. Que nos devuelvan la dignidad.
Oooohhh
Y ahora dime la verdad.
Oohh. Que nos devuelvan la dignidad, ooohhhh Y ahora dime la verdad.
Nos quieren condenar a
vivir con miedo. No puedes expresar lo que dicen qué está mal.
Un viaje cautivador a
través de las joyas ocultas de esta ciudad bíblica. Explore sus calles
sinuosas, monumentos antiguos y experimente la esencia del encanto histórico de
Nazaret. Descubra historias no contadas, visite lugares sagrados y sumérjase en
la atmósfera única que hace de Nazaret un tesoro de historia y espiritualidad.