Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

5 de febrero de 2025

LA POBREZA ES UNA DENUNCIA

Bajando se puso a dirigirles la palabra, y es así como se inicia el evangelio: <<Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de los cielos>>. Y en contraposición a estas cuatro bienaventuranzas denuncia por qué hay pobres, por qué hay gente que sufre. Esos que son bienaventurados porque sufren, porque lloran, porque tienen hambre, ¿por qué existen? Es tremendo el evangelio de hoy cuando señala las causas de esas carencias: << ¡Ay de vosotros, los ricos, porque ya tenéis vuestro consuelo! ¡Ay de vosotros, los que estáis saciados, porque tendréis hambre! ¡Ay de vosotros, los que ahora reís, porque haréis duelo y lloraréis!>>. Resuena en la voz de Cristo el acento de todos los profetas del Viejo Testamento. ¡Qué tremendos son los profetas cuando denuncian a los que juntan casa con casa y a los que juntan terrenos y terrenos y se hacen dueños de todo el país! La existencia, pues, de la pobreza como carencia de lo necesario es una denuncia.

    Hermanos, quienes dicen que el obispo, la Iglesia, los sacerdotes, hemos causado el malestar del país, quieren echar polvo sobre la realidad. Los que han hecho el gran mal son los que han hecho posible tan horrorosa injusticia social en que vive nuestro pueblo (Homilía de 17 de febrero de 1980, VIII, p.233).

LOS POBRES Y LA IGLESIA

     Los pobres han marcado el verdadero caminar de la Iglesia. Una Iglesia que no se une a los pobres para denunciar desde los pobres las injusticias que con ellos se cometen no es verdadera Iglesia de Jesucristo (Homilía de 17 de febrero de 1980, VIII, p.233).

UNA IGLESIA CODO CON CODO CON EL POBRE

   Queremos una Iglesia que de veras esté codo a codo con el pobre pueblo de El Salvador, y así notamos que cada vez, en este acercarse al pobre, descubrimos el verdadero rostro del Siervo sufriente de Yahvé. Es allí donde nosotros conocemos más cerca el misterio del Cristo que se hace hombre y se hace pobre por nosotros (Homilía de 17 de febrero de 1980, VIII, p.234).

 ANUNCIAR LA BUENA NUEVA

     ¿Qué otra cosa hace la Iglesia? Anunciar la buena nueva a los pobres. Pero no con un sentido demagógico, como excluyendo a los demás, sino al contrario. Aquellos que secularmente han escuchado malas noticias y han vivido peores realidades están escuchando a través de la Iglesia la palabra de Jesús: ¡El reino de Dios se acerca! Es nuestro. ¡Dichosos ustedes, una los pobres, porque de ustedes es el reino de Dios! Y desde ahí tiene también una buena nueva para anunciar a los ricos: que se conviertan al pobre para compartir con él los bienes del reino de Dios, que son de los pobres (Homilía de 17 de febrero de 1980, VIII, p. 234).

Colaboración de Javier Palop