El Señor es mi luz y mi salvación (salmo 26)
Aunque se apaguen todas las luces, aunque quieran asustarme con fantasmas y demonios, aunque escuche terribles amenazas, los ruidos de la ciudad y de la selva, no temeré.
Llevo una luz muy
dentro
que nadie puede apagar,
alguien me conforta
interiormente.
No temas, me dice,
y me lleva de la mano.
Si él me habla, todo se
enciende en mí.
Si dice una palabra,
ruidos y pesadillas se
desvanecen.
Si me enseña, aprendo a
crecer.
Su palabra calma
vientos y tempestades,
pacífica y ahuyenta los
malos espíritus.
Si él está conmigo,
¿Quién me hará temblar?
Solo le pido una cosa.
qué se quede en mí como en su casa, que no se vaya, que no se calle, al menos que no dure demasiado su silencio.
¿ Cuándo podré ver su
rostro ?
¿ Cuándo podré gozar de
su presencia ?
¿ Cuándo dejaremos de
llorar ?
¿ Cuándo callarán las
armas ?
¿ Cuándo la enfermedad
y la muerte serán vencidas ?
¿ Cuándo descansaremos
de tantas fatigas ?
¿ Cuándo seremos
solidarios ?
¿ Cuándo aprenderemos a
ser libres ?
¿ Cuándo alcanzaremos
el país de la vida ?
-- Oigo al Señor
que me dice :
Existe una flor que se
llama esperanza.
Espera y lucha.
Espera y reza.
Espera y ama.
El que vive en amor
ya ha llegado a la meta.
Rafael Prieto
LOS OTROS
SALMOS
Colaboración de Juan García de Paredes.