MARTÍN VALMASEDA
Nuestros templos católicos están
llenos de imágenes (estatuas, pinturas) adornos, luces, retablos, pero lo más
importante en el templo es LA MESA.
¿Querrás decir el altar? ¡no, digo la mesa!. El altar era un lugar de sacrificios de antiguas religiones del “antiguo testamento”; pero en las comunidades cristianas los seguidores de Jesús, se reunían en torno a una mesa para PARTIR-EL PAN. Después de los miles de años se nos habla de partir el pan, sino del santo sacrificio de la misa y lo vuelven a llamar sacrificio.
Pero no se dejen engañar lo que hoy llamamos misa sigue o tiene que seguir siendo una comida de amigos en torno a una mesa donde se sigue recordando a Jesús aquel profeta hijo de Dios para vivir como el vivió ( y algunos, los mártires, morir y resucitar como él), para que no lo llamen sacrificio…sigan llamando partir el pan (como dicen “los hechos de los apóstoles”) y viviéndolo como un banquete de amigos, alrededor de una mesa. Para recordar al campesino hijo de Dios Jesús el Nazareno y vivir con él su vida de amor, su muerte y resurrección y sigamos cantando alrededor de tu mesa venimos a recordar que tu palabra es camino, tu cuerpo, fraternidad eso y no hablen más de altar.