Señor Jesús, ¡qué sordera tenemos! ¡Qué manera más elegante gastamos de obviar lo que no nos interesa o sencillamente nos resulta indiferente!
Ahora que sólo se habla de la inteligencia artificial, de la carrera espacial y de algunos mandatarios, parece que ya no hay hambres, ni miserias, ni ausencias, ni otros dolores y enfermedades... pero sólo es posible no oír los gritos de tantos si sufrimos esta sordera pandémica que nos aísla, nos desvincula y nos empobrece a todos.
Haznos oír y oírte con
el corazón.
Señor Jesús, el egoísmo
nos vuelve sordos.
Nuestro mirarnos al
ombligo, nos vuelve sordos.
Nuestra ceguera, nos
vuelve sordos.
Nuestro estado de
bienestar por barrios, nos vuelve sordos.
Nuestro acomodo indiferente,
nos vuelve sordos.
Nuestra conexión
constante, nos vuelve sordos.
Necesitamos que nos
digas al oído que "el que tenga oídos para oír, que oiga".
Necesitamos que tú nos
despiertes y nos ayudes a escucharte y a escuchar a los otros.
Haznos oír y oírte con
el corazón.
Señor Jesús, haznos
atentos a lo que acontece.
Haznos mujeres y
hombres despiertos, resolutivos, solidarios y comprometidos.
Haznos Evangelio vivo.
Haznos escucha y
presencia.
Haznos sembradores de
razones para seguir adelante.
Haznos peregrinos de la
esperanza.
Así te lo pido.
Así sea