Felicidad
( La felicidad es una diosa fugitiva )
Es la historia de un
hombre
que estaba harto de
llorar.
Miró a su alrededor y
vio que tenía delante de sus ojos la felicidad.
Estiró la mano y quiso
cogerla.
La felicidad era una
flor.
La cogió.
Apenas la tuvo en su mano,
cuando la flor ya se había desojado.
La felicidad era un
rayo de sol.
Levantó sus ojos para
calentar su cara y enseguida una nube
lo apagó.
La felicidad era una
guitarra. La acarició con sus dedos, las cuerdas se desafinaron.
Cuando, al atardecer, volvía a casa, el hombre seguía llorando.
A la mañana siguiente,
siguió buscando la
felicidad.
A la vera del camino
había un niño que lloriqueaba.
Para tranquilizarlo
cogió una flor y se la dio.
La fragancia de la flor
perfumó a los dos.
Una pobre mujer
temblaba de frío, cubierta con sus harapos.
La llevó hasta el sol,
y también él se
calentó.
Un grupo de niños
cantaba.
Él les acompañó con su
guitarra.
También él se deleitó
con aquella melodía.
Al volver a casa de
noche,
el buen hombre sonreía
de verdad.
Había encontrado la
felicidad.
PALABRAS PARA EL
SILENCIO
Colaboración de Juan García de Paredes.