MARTÍN VALMASEDA
Aunque no se asome por
el Vaticano,
Francisco está vivo
después de su muerte.
Vive entre los pobres
de la tierra entera,
entre las favelas de la
gente pobre,
con los emigrantes y
con las mujeres
que en la santa iglesia
no se les atiende.
No está con los tiranos
ni con los ambiciosos
que usan a la iglesia
para sus intereses
y montó a los niños en
su papamóvil
como si en su iglesia fueran dirigentes.
Tuvo la manía el papa
argentino
en los marginados para
hacerse presente.
Así cuando llegue a
casa del Padre
le dirá: ¡Francisco es
un gusto verte!
A ver si la iglesia que
ideó mi hijo
sigue ese camino ahora
y por siempre.