Jesús lava los pies, toca la realidad de la existencia humana. A esos pies manchados por el polvo del camino cotidiano, y heridos por causas tan diversas, se acerca Jesús. Somos llamados por Él, a recorrer el camino del servicio, a ser prolongación suya en esta tarea de acoger, curar, aliviar y fortalecer.